Una burbuja es un ciclo económico caracterizado por la rápida escalada de los precios de los activos seguida de una contracción. Está causada por un aumento de la oferta de dinero o crédito, que reduce los tipos de interés y fomenta la inversión en activos de mayor riesgo, como las acciones y los bienes inmuebles. Cuando la burbuja estalla, los precios caen y los inversores pierden su dinero.
El término burbuja se utiliza a menudo para describir periodos de especulación excesiva en los precios de los activos, como la burbuja bursátil de finales de los 90 o la burbuja inmobiliaria de principios de los 2000. Estas burbujas suelen ir seguidas de una brusca contracción de los precios, conocida como crash.
Las burbujas pueden producirse en cualquier mercado de activos, pero se asocian más a menudo con las acciones y los bienes inmuebles. También pueden producirse en otros mercados, como el del arte o el de los bonos.
Las burbujas suelen ser difíciles de identificar en tiempo real, ya que los precios pueden seguir subiendo durante algún tiempo después de que las condiciones subyacentes que dieron lugar a la burbuja hayan cambiado. Por ejemplo, los precios de las acciones pueden seguir subiendo incluso después de que los beneficios de una empresa hayan empezado a disminuir.
Las burbujas pueden tener efectos tanto positivos como negativos en la economía. Por un lado, pueden dar lugar a un aumento de la actividad económica y la inversión, ya que la gente trata de aprovechar el aumento de los precios de los activos. Por otro lado, pueden causar una devastación financiera generalizada cuando acaban estallando.
Las burbujas suelen estar provocadas por una combinación de factores, como los bajos tipos de interés, el crédito fácil y el optimismo de los inversores. También pueden verse exacerbadas por el comportamiento de rebaño, en el que los inversores compran activos simplemente porque otros lo hacen, sin tener en cuenta los fundamentos subyacentes.
A menudo es difícil saber cuándo está a punto de estallar una burbuja, pero suele haber señales de advertencia, como un rápido aumento de los precios, un declive de los fundamentos y niveles crecientes de deuda. Cuando estas señales de alarma están presentes, es importante ser precavido y vigilar la situación de cerca.
Las burbujas pueden tener graves consecuencias para la economía, por lo que es importante ser consciente de los riesgos que plantean.
Una burbuja es un aumento repentino del valor de un activo. Cuando está en su fase inicial, los precios suelen ser bajos. A medida que otros inversores se involucran, los precios comienzan a dispararse. Las personas que no participan en el mercado se animan a comprar más. Como resultado, más personas compran activos. La prudencia se tira por la ventana y la burbuja estalla. El valor de un activo no seguirá creciendo después de que haya estallado. Pero si puede reconocer estas señales de alerta temprana, puede aprovechar la oportunidad y salir de su posición.